He conciliado mis pasiones lo mejor que he podido.
He reprimido, censurado, apretado el puño y he sentido el crujir de mis mandíbulas, ante el deseo imperioso de hundir en un vórtice de sadismo, a cualquier forma que atraiga a las furias que habítan en mis líbidos.
Día a día, con paciencia y determinación, contengo a las feroces energías que claman hambrientas desde mi interior.
Cada mañana es un ejercicio de disciplina ante la imagen que me suplica desde el otro lado del espejo. Macabro teatro, es mirar los ojos que miran directamente hacia los míos.
Pero no cederé.
Observandome he aprendido, que soy el Guardían del Monstruo.
JP
Thursday, April 14, 2011
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