A veces no existe más que una solitaria línea de texto en medio de un abismo blanco. Eso y nada más oponiéndose a circunstancias adversas que impiden que contemos esta historia.
-La cabeza de un Grifo, mi Dama- El caballero dejo el pesado cráneo sobre la alfombra y se inclino en reverencia. – Pase días cazándolo-
-No- dijo la muchacha simplemente
El caballero molesto, golpeó el suelo con su guante y se marcho pronunciando injurias en su lengua natal.
-El siguiente- ordeno el Guardia
Una caballera azulada con trenzas entrelazadas a peinetas hechas de coral pulido. – Era de una Reina Sirena, murió fuera del agua y me dio su peluca. Nada pude hacer por ella, se seco como una planta-
La muchacha hizo un gesto de asco y desaprobó con la cabeza.
-El Siguiente- la misma escena de protesta seguida de los guardias ordenando la salida del segundo pretendiente.
Afuera, había caballeros de todas las Órdenes posibles de la Tierra. Algunos contaban mediante las abolladuras en sus corazas, los arduos caminos que atravesaron para llegar aquí. Ansiosos, todas sus miradas esperaban a que las vaporosas cortinas se corrieran dejando ver más que las siluetas de sus deseos.
Pero uno a uno eran despedidos con la mirada baja y el peso de la frustración ceñido en sus espaldas. Nada parecía funcionar.
La doncella había sido secuestrada varias veces. Le habían hecho encantamientos, la habían abandonado en obscuros calabozos en aras de romper su voluntad y hay quien intento someterla a extremas torturas. Pero la fuerza del mito que le circulaba finalmente acabo siendo más que un sórdido rumor.
Si ella no accedía voluntariamente, terribles castigos le aguardaban a quien osara obligarla. Nadie había vuelto a saber de sus antiguos captores. Peores cosas que la muerte se comentaban.
Aun así, el deseo que imponía a los pretendientes era suficientemente fuerte como para seguir intentándolo, sólo que ahora, el último recurso consistía en ganarse su confianza mediante prodigios y regalos ostentosos. Pero los días se hacían semanas y los presentes temían que no existiera el modo de convencerla.
Un joven guardia entro limpiándose el sudor del medio día. Y al sentirse acogido bajo la protección del grueso toldo suspiro aliviado.
- Son todos por hoy, mi Dama-
- ¿Quedan muchos?, ¿les han ofrecido agua?- afuera el calor del Desierto ya empezaba a causar estragos en los peregrinos. Las armaduras empezaban a convertirse en hornos.
- Si mi dama.-
- ¿Por qué no se van?- la doncella bajo la vista- No voy a dárselos, ¿Por qué no lo entienden?
- Los hombres no entendemos razones- dijo el Joven Guardia
– Quizás sería mejor irnos a otro lugar, correr el rumor de que ha muerto, desaparecer, y así usted podría estar tranquila-
-¿Contigo?- el Joven guardia no contesto y se tendió en el suelo.
-No me contestaste- Los ojos negros se posaron de manera inquisitoria en el soldado, pero este ya se había quedado dormido sobre unos almohadones.
El día llego y la Doncella salió de la gran tienda. Los presentes aun dormían, pero pronto los rayos del Sol les hicieron abrir los ojos. Un estruendo de exclamaciones al verla caminar orgullosamente sobre la tarima del palco. Como toda una princesa, demandaba atención sin la necesidad de solicitarla.
Todos se incorporaron de sobresalto, algunos no lo creían. Otros se frotaron los parpados para descubrir si no era un espejismo a causa del clima. Ahí estaban los 1000 caballeros con ofrendas, desde alas de Dragón hasta el cofre del pirata más sangriento. Regalos, chantajes, toda maravilla escondida en los confines de la Tierra era mostrada públicamente para comprar a la doncella.
El murmullo se convirtió en una exigencia feroz. Todos demandaban el regalo por el cual habían pasado tantas penurias. Pronto el sonido empezó a tomar los matices de una multitud iracunda que vociferaba con rabia.
Los guardias salieron capitaneados por el joven de la noche anterior. Pero aunque eran valientes, no serían suficientes para contener a todos los caballeros. Sobra decir, que las espadas ya estaban meciéndose en sus manos. Ellos habían venido por un premio y no se irían sin el.
Llega un momento, donde ni siquiera el rumor más terrible hace sucumbir al deseo imperioso.
- Mi Dama, hay caballos listos atrás, monte uno y váyase lo más lejos posible. Mis hombres y yo los contendremos los suficiente-
-No- dijo la doncella. – Voy a hacerlo-
-¡No, no lo haga!-
La Muchacha se paro lo más erguida que pudo frente a todos, quienes ya gritaban su nombre golpeando el suelo con las lanzas. Pronto las voces al unísono se convirtieron en una petición unificada.
- Aquí tienen lo que buscan-
La Doncella corrió las agujetas de su blusa y mostró su vientre plano. Las voces callaron, poco a poco balanceo su cadera y estiro sus músculos posando sus manos sobre la cintura. Ahí en el centro, en medio de su piel ligeramente canelada el ombligo se asomo seductor y esclavizante para los ojos hambrientos de todos. Era como si cantara sin sonido, como si susurrara un hechizo imposible de ignorar, meciéndose al compás del resto de su cuerpo. Un viento tibio soplo del oeste y levanto cortinillas de arena blanca. La muchacha no paro el movimiento de su vientre y poco a poco comenzó a oscilar con mayor velocidad.
El viento tibio se fundió en un abrazo calido. El primer caballero cayo al suelo envuelto en sudor y despidiendo vapor de entre las comisuras de su armadura. Así en minutos, la deshidratación alcanzo a todos. El agua se evaporaba y sólo quedaba la sonrisa en medio de la piel resquebrajada. Cocidos por su propio deseo, los 1000 caballeros murieron abrazados ante la sensual radiación. Su ombligo era un proyector –aunque bello- de un efecto aniquilante.
Las llamas azuladas y los hierros al rojo vivo se perdieron entre las dunas arenosas y la doncella termino su baile.
- Ahora si nos iremos tu y yo- Dijo la doncella
- Pudiste prevenirlos- Mencionó con dureza el Joven Guardia.
- Los hombres no entienden razones, fue lo que me dijiste anoche- dijo ella volviéndose hacia el.
El Joven tomo un trozo de tela y cubrió su rostro, temiendo caer victima del potente efecto.
-No temas-
-Pero si temo, te deseo tanto como ellos. Si lo miro, moriré también-
-Tócalo entonces-
Una leyenda habla de la diosa con el ombligo de fuego. Otra habla de una doncella tímida y seria, que ocultaba su esencia dentro de si. Es mejor respetar el misterio de ambas, la devastación aguarda tras los secretos, si se libera el poder de una Diosa en toda mujer.
A menos claro, si ella decide otorgarlo.
FINNIS AFRICAE
JP
Friday, October 24, 2008
Sunday, October 12, 2008
La Canción del Bosque Olvidado
La Canción del Bosque Olvidado
Dos amantes demonios encontraron un bosque solitario, cerca de las ruinas de un monasterio. Hace 200 años la Reina Mandrágora pudo mantener a raya, a los hombres y sus hachas deseosas de civilizar los rincones salvajes del mundo. Así que estos parajes, se mantenían en un delicioso olvido, conservando los rasgos de su virginidad.
Pero la Reina Mandrágora había muerto, se había secado entre sus múltiples tentáculos de hiedra y ahora sólo los dos demonios con sus cuernos de carnero, eran los únicos habitantes de este reino de hojas y árboles. Finalmente para ellos era lo mejor, no buscaban ojos mórbidos que escrutaran sus pasiones, nada más tranquilo que un techo lleno de ramajes y los sonidos de los canabrios para endulzar la tarde.
Durante días se entregaron a si mismos, nada más importó. Ni siquiera si el sol aun alumbraba en lo alto, o si algún unicornio furtivo los sorprendiera en plena danza carnal. Poco a poco la sombría armonía de ese lugar los envolvió hasta que se hicieron parte de el.
Un día cuando la demonia recogía flores para adornar sus cuernos miro que su amante estaba algo serio.
-Creo que debemos regresar al Infierno- dijo gravemente el Demonio.
-¿Por qué, estamos muy bien aquí-
- Ese es el problema, nos gusta tanto que pronto notaran nuestra ausencia allá-
- ¿Y vendrán?- pregunto ella denotando una mueca de nerviosismo
- Me temo que si-
Así que los Demonios decidieron que deberían regresar a su lugar de origen, sólo para no despertar sospechas y con ello evitar que se profanara su bosque tan amado, que los había acogido tan voluntariamente.
Para evitar que algún curioso llevara sus pasos hasta su santuario forestal, concordaron en revivir a la Reina Mandrágora para que siguiera siendo la guardiana inflexible de esos páramos. Finalmente eran Demonios y con sus fuegos infernales podían hacer muchas cosas, pero no todas.
Cuando la reina Mandrágora abrió sus ojos esmeralda hizo un juramento:
- Sólo dejare entrar a los 2 amantes demonios, así sea- y su voz sonó firme y dura con el estruendo de madera crujiendo.
Y así los demonios regresaron a la entrada de piedras que conduce al inframundo y a los 9 niveles del Infierno. Pero la Demonia sentía algo, algo estaba cambiando.
-Escucha- dijo mientras colocaba la cabeza de su amante sobre su vientre.
-¿Qué?-
- Creo que estoy embarazada- Y el demonio palideció y por segundos se quedo mudo, nunca habría presentido algo como eso, para los demonios era algo surrealista, más allá de lo imposible.
-¿Cómo?... ¿Cómo puede ser?-
- Ha sido el Bosque- respondió la Demonia.
El infierno hirvió más de lo de costumbre, todas las huestes malditas convergieron en torno a los amantes demonios y las legiones de los 4 Príncipes convocaron un consejo extraordinario. Esto era algo inconcebible, a través de los eones nunca hubo un nacimiento en los Infiernos. La situación era tan impensable como absurda, y por primera en mucho tiempo los 4 Príncipes tuvieron miedo.
- No sabemos que pueda pasar- dijeron sin atreverse a acercarse. - Creo que lo mejor para todos es que se marchen del infierno, si el niño nace aquí, es posible que sobrevenga una catástrofe-
- Si- contesto seguro uno de los más viejos- En ningún libro, biblia o profecía se habla de algo así, concuerdo con mis compañeros. Márchense antes de que nazca su hijo-
Para los demonios esto no fue del todo una mala noticia. Por fin podrían volver a su amado bosque. Por fin volverían a perderse en sus parajes secretos.
Una cuadrilla de caballeros infernales acompaño a la pareja de nuevo hasta la entrada de Piedras para luego cerrarla con una roca incandescente. Esa puerta seria custodiada por siempre, para evitar que el primogénito de los demonios regresara a alterar el Orden de los Infiernos.
Afuera la demonia dio a Luz a un bebe demonio de cabello obscuro, sin cuernos pero con un pico en la frente.
Y así con el niño en brazos los demonios llegaron a la entrada del bosque.
Pero la Reina Mandrágora había hecho un juramento. Y no les permitió entrar con el recién nacido
- Dije que sólo dos amantes demonios, no hablare más- mencionó con fiereza.
Los demonios podían combatir a la Reina Mandrágora, pero eso también podría destruir su amado bosque. Así que con pesar y con dolor, optaron por otra alternativa. Dejaron al niño afuera, en la intemperie del mundo para que cuando creciera encontrara a una amante demonia y entonces pudiera acceder en pareja hacia el Bosque Olvidado.
Finalmente eran Demonios y los demonios nunca se cuestionan por sus actos.
De esta manera el niño demonio, sin poder ver a sus padres y también sin poder refugiarse en el infierno optó por vivir en el mundo de los hombres. Donde creció, ocultando parte de su esencia demoníaca y fortaleciéndose en cada momento. Nadie lo conoce, nadie lo sabe pero todos le temen.
Desde entonces algunas doncellas del mundo ocultan sus sentimientos más obscuros. Por que el hijo de los Demonios aun camina por la Tierra, buscando una amante para poder acceder al Bosque Olvidado.
FINIS AFRICAE
By JP
Dos amantes demonios encontraron un bosque solitario, cerca de las ruinas de un monasterio. Hace 200 años la Reina Mandrágora pudo mantener a raya, a los hombres y sus hachas deseosas de civilizar los rincones salvajes del mundo. Así que estos parajes, se mantenían en un delicioso olvido, conservando los rasgos de su virginidad.
Pero la Reina Mandrágora había muerto, se había secado entre sus múltiples tentáculos de hiedra y ahora sólo los dos demonios con sus cuernos de carnero, eran los únicos habitantes de este reino de hojas y árboles. Finalmente para ellos era lo mejor, no buscaban ojos mórbidos que escrutaran sus pasiones, nada más tranquilo que un techo lleno de ramajes y los sonidos de los canabrios para endulzar la tarde.
Durante días se entregaron a si mismos, nada más importó. Ni siquiera si el sol aun alumbraba en lo alto, o si algún unicornio furtivo los sorprendiera en plena danza carnal. Poco a poco la sombría armonía de ese lugar los envolvió hasta que se hicieron parte de el.
Un día cuando la demonia recogía flores para adornar sus cuernos miro que su amante estaba algo serio.
-Creo que debemos regresar al Infierno- dijo gravemente el Demonio.
-¿Por qué, estamos muy bien aquí-
- Ese es el problema, nos gusta tanto que pronto notaran nuestra ausencia allá-
- ¿Y vendrán?- pregunto ella denotando una mueca de nerviosismo
- Me temo que si-
Así que los Demonios decidieron que deberían regresar a su lugar de origen, sólo para no despertar sospechas y con ello evitar que se profanara su bosque tan amado, que los había acogido tan voluntariamente.
Para evitar que algún curioso llevara sus pasos hasta su santuario forestal, concordaron en revivir a la Reina Mandrágora para que siguiera siendo la guardiana inflexible de esos páramos. Finalmente eran Demonios y con sus fuegos infernales podían hacer muchas cosas, pero no todas.
Cuando la reina Mandrágora abrió sus ojos esmeralda hizo un juramento:
- Sólo dejare entrar a los 2 amantes demonios, así sea- y su voz sonó firme y dura con el estruendo de madera crujiendo.
Y así los demonios regresaron a la entrada de piedras que conduce al inframundo y a los 9 niveles del Infierno. Pero la Demonia sentía algo, algo estaba cambiando.
-Escucha- dijo mientras colocaba la cabeza de su amante sobre su vientre.
-¿Qué?-
- Creo que estoy embarazada- Y el demonio palideció y por segundos se quedo mudo, nunca habría presentido algo como eso, para los demonios era algo surrealista, más allá de lo imposible.
-¿Cómo?... ¿Cómo puede ser?-
- Ha sido el Bosque- respondió la Demonia.
El infierno hirvió más de lo de costumbre, todas las huestes malditas convergieron en torno a los amantes demonios y las legiones de los 4 Príncipes convocaron un consejo extraordinario. Esto era algo inconcebible, a través de los eones nunca hubo un nacimiento en los Infiernos. La situación era tan impensable como absurda, y por primera en mucho tiempo los 4 Príncipes tuvieron miedo.
- No sabemos que pueda pasar- dijeron sin atreverse a acercarse. - Creo que lo mejor para todos es que se marchen del infierno, si el niño nace aquí, es posible que sobrevenga una catástrofe-
- Si- contesto seguro uno de los más viejos- En ningún libro, biblia o profecía se habla de algo así, concuerdo con mis compañeros. Márchense antes de que nazca su hijo-
Para los demonios esto no fue del todo una mala noticia. Por fin podrían volver a su amado bosque. Por fin volverían a perderse en sus parajes secretos.
Una cuadrilla de caballeros infernales acompaño a la pareja de nuevo hasta la entrada de Piedras para luego cerrarla con una roca incandescente. Esa puerta seria custodiada por siempre, para evitar que el primogénito de los demonios regresara a alterar el Orden de los Infiernos.
Afuera la demonia dio a Luz a un bebe demonio de cabello obscuro, sin cuernos pero con un pico en la frente.
Y así con el niño en brazos los demonios llegaron a la entrada del bosque.
Pero la Reina Mandrágora había hecho un juramento. Y no les permitió entrar con el recién nacido
- Dije que sólo dos amantes demonios, no hablare más- mencionó con fiereza.
Los demonios podían combatir a la Reina Mandrágora, pero eso también podría destruir su amado bosque. Así que con pesar y con dolor, optaron por otra alternativa. Dejaron al niño afuera, en la intemperie del mundo para que cuando creciera encontrara a una amante demonia y entonces pudiera acceder en pareja hacia el Bosque Olvidado.
Finalmente eran Demonios y los demonios nunca se cuestionan por sus actos.
De esta manera el niño demonio, sin poder ver a sus padres y también sin poder refugiarse en el infierno optó por vivir en el mundo de los hombres. Donde creció, ocultando parte de su esencia demoníaca y fortaleciéndose en cada momento. Nadie lo conoce, nadie lo sabe pero todos le temen.
Desde entonces algunas doncellas del mundo ocultan sus sentimientos más obscuros. Por que el hijo de los Demonios aun camina por la Tierra, buscando una amante para poder acceder al Bosque Olvidado.
FINIS AFRICAE
By JP
Saturday, October 11, 2008
Lo que fue...
Y otra vez cambiaste y te fuiste lejos. Dejando a una entidad pretensiosa ahi dentro de tu bello recinto. Digo, no es el hecho de esperarte, eso lo he venido haciendo. Sino quizas la idea de no saber...
No se cuanto te tardes.
Pero igual ya no me encuentras, tal vez deje a otro aqui dentro y yo también me vaya a contar otros cuentos.
Ya me canse de estar asi... Un tiempo para mi, un tiempo para alguien lejano. Constancia es la indicación de lealtad, constancia màs que nada es la idea de contar con alguien cuando sea.
Pero tu siempre ausente hasta que decides lo contrario.
Ok...pues tuviste tu oportunidad.
No esperare mucho
No se cuanto te tardes.
Pero igual ya no me encuentras, tal vez deje a otro aqui dentro y yo también me vaya a contar otros cuentos.
Ya me canse de estar asi... Un tiempo para mi, un tiempo para alguien lejano. Constancia es la indicación de lealtad, constancia màs que nada es la idea de contar con alguien cuando sea.
Pero tu siempre ausente hasta que decides lo contrario.
Ok...pues tuviste tu oportunidad.
No esperare mucho
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