Escribo esta entrada como la constancia de que soy un superviviente de mi mismo. HE pasado por días donde parece que el sabor de las cosas se ha ido diluyendo hasta que todo tiene ese gusto a aire vacio; de igual modo que si abrieras la boca y probaras la nada. Visitando los concurridos lugares, donde en años anteriores me emocionaba, note que me siento ajeno a todo eso. No veo sólo que un montón de escaparates llenos de regalos y toda clase de satisfactores materiales, pero eso ya no me llena o no basta.
Ahora que tengo el poder de adquirir cualquier cosa que mi adolecente capricho desee, resulta que no deseo nada de ello. Hay otras cosas, más intensas que hacen al mundo un lugar mucho más disfrutable, y esas si las anhelo.
Esas otras cosas siempre pense que sólo debía extender una canasta y recibirlas como pan y pescado de las manos de un salvador.
Pero son precisamente esas cosas, las que al negarmelas me hacen pequeño. Y la razón de ello es por que nunca creí que era digno de ellas, sino que me llegaban por mera coincidencia del destino.
Fortuitas...
Pero no es asi
Esas cosas no se compran, no se piden.
Se toman simplemente, sin permiso, sin derecho...No se atañen al merecer, ni al "debo dartelas", ni se esperan por añadidura. Son como la naturaleza y aquel que esta cerca simplemente tiene que extender su mano y cogerlas, apretarlas y nunca soltarlas.
Descidí que desde hoy ya no ire como el humilde vasallo a suplicar un poco de su merecida justicia, sino sere como el hombre acorazado que la arrancara del suelo.
Si, mias seran...
LO JURO!
Thursday, January 03, 2008
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