Sea pues…
Hay otras ciudades, otros lugares y otros rincones por ahí. Que a pesar de que nosotros los percibimos como parte del mundo corriente, no son así. Están dentro de lo que conocemos, atrás de algún tablón roído, escondidos tras la cómoda o en la ventana de esa casa a la cual no se puede acceder por dentro. No hay que perder la vida buscándolos, por que si nos toca adentrarnos en alguno será obra del sacrosanto destino.
No son otra dimensión, ni son el mas allá.
Tan sólo un estiramiento de este sitio donde vivimos, un pedazo alargado del pedazo hacia adentro, finalmente, un espacio dilatado.
Ahí sentí, lo que no debí sentir
En todo cuanto hago, en todo cuanto percibo el mundo, mas allá de mis sentimientos, de toda emoción o sensación ajena, que solo se manifiesta a través de los años muertos. Soy el rey de la no vida, en palabras de Barker, el atrevido explorador de las regiones que sólo se encuentran traspasando la región limítrofe de la experiencia. Pero aun así persisto, aquí en todo momento sin pensar mucho en el fundamento, tan solo a la deriva de los vientos que impulsan el vaivén de mi existir. El mar es una franja larga de sangre aun no confirmada, pues tiene la misma densidad, por eso hay océanos fluyendo en mis arterias, y el tiempo es en si otra manera de desangrarse.
No se, no digo y me lo imagino. Así es, simplemente, una emoción que pasa, no todo se queda y lo que se queda persiste, grabado en bronce.
No miento, si te quiero
No siento, si no te lo digo, si existes. Aquí y entonces, pero después te desvaneces. Eres un fantasma hasta que yo lo decida, pero existes fuera de mí, sólo que ahí no importa. Si de algún modo pudiera, más allá de de simplemente explicarte, forzarte a que te fusionaras. Quiero saborearte, lamer la cavidad de tu ombligo y succionarte el alma por ahí, la tan deliciosa esencia que tienes dentro de tu vientre y así, con quirúrgicas manos de espectro poder palpar tus órganos secretos, siempre subyugándote con las garras de mis ideas obscuras.
Y si preguntas por que me he hecho así, y en donde vacío toda la gran jalea de amasar imágenes lascivas en mis visualizaciones. Pues la respuesta, en ti, siempre en ti, y así ah sido mucho antes de entender que ya existías en este universo, que desde el momento que tuve noción de ti se ha hecho más interesante. Y así como dije, bendigo al destino y a sus dados de niño.
Te daré mucho más que palabras, si las palabras no me bastan. Pero si pudiera con estas manos que tiemblan ante la idea de tocarte, llenar de letras tu cuerpo vulnerable. Entonces escribiría odas, y novelas sobre todos los confines de tu persona hasta que tu piel desgastara la punta de mi pluma y tus texturas se hubiera bebido la tinta como un vampiro de oraciones.
Tu deseo me mantiene cuerdo, y es una ironía, un cinismo, un sarcasmo contra la lógica. Que algo que te obsesiona y te apuñala con una necedad adictiva, sea a su vez aquella plataforma que impide te hundas en el negro licor de lo cotidiano. Y así, como los brazos de una araña, que a su vez tienen cabellos tersos, a mi tu deseo me da terror y fantasía, ensueño y líbido.
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