Andy camino por el pasillo iluminado por los candiles.
No había nadie más que la indicación que le habían dado. Estaba nerviosa, no lo podía ocultar.
Pero su curiosidad era más fuerte. ¿Qué secretos descubriría?. Ante todo, nunca antes se había
detenido cuando se determinaba en hacer algo.
Al final pasó por la puerta con el símbolo arabesco.
Una chica con un velo negro en la cara le ofreció uno, de manera que cubriera parte de su rostro. Sólo dejando sus ojos.
Sus ojos que querían conocerlo todo.
Adentro todo era de un color vino oscuro, casi negro. Había gruesas telas en la sala.
El suelo esta cubierto con alfombras decoradas con damasquinados y había un olor discreto a azafrán con esencia de higo.
En el centro un gran mesa de madera negra rodeada con velas rojas.
Le indicaron que se acostara en ella.
Andy no estaba segura. No conocía a estas personas. Pero había llegado tan lejos para conocer la verdad. Había un deseo en su interior, por encontrarse con las respuestas. Mismo que la llevó desde Londres hasta Praga y de ahí en tren hasta Estambul. Y ahí hasta ese lugar escondido tras las Isla de la Doncella.
Aun con dudas aceptó. Al estar boca arriba otra chica pasó batiendo un incensario con un fuerte aroma. Pudo reconocer la vainilla antes de cerrar los ojos. Luego todo quedo oscuro
Despertó, pero no era en si despertar. Era más bien estar a la mitad de un sueño
Arriba en el techo había un gran espejo donde podía verse acostada!
Esta tendida con sus manos a los lados y las palmas hacia arriba. Había varias personas a su alrededor, pero todas tenían un velo cubriéndoles el rostro.
Habían descubierto su abdomen hasta su vientre. Y ahora trazaban símbolos con un pincel en su piel. Sentía como las suaves cerdas del instrumento recorrían su cuerpo. Intento moverse pero no podía. Andy pensó que si debía ser un sueño.
Podía admirar en el espejo como la belleza de su ombligo se conjugaba con las delicadas lineas de la caligrafía.
-Tienes el ombligo de Venus- le escuchó decir a alguien mientras el pincel exploraba los bordes de el. Por alguna razón ya no estaba nerviosa. Pero debía estarlo, había manos dispuestas a tocarla. Y se sentía vulnerable. Sin embargo, no iba a detenerse.
-Esta listo- dijo la voz. -¿Cual es tu primera pregunta?-
Andy pensó en aquello que deseaba saber más. Las manos entonces leyeron su abdomen como si fuera un tablero.
Y Andy empezó a ver las respuestas en su mente. Ahí estaban, imágenes de personas, lugares. Imágenes de ella misma en otros tiempos, de diferentes edades.
Andy preguntó otra vez, cosas más secretas, y de nuevo, cosas aun más ocultas.
Las respuestas llegaron, sin negarse. Claras y algunas demasiado directas. Andy suspiro, sintió temor pero también alegría y expectativa. Quería conocer más.
-Es suficiente, no es prudente seguir- le dijeron
Al final pasó por la puerta con el símbolo arabesco.
Una chica con un velo negro en la cara le ofreció uno, de manera que cubriera parte de su rostro. Sólo dejando sus ojos.
Sus ojos que querían conocerlo todo.
Adentro todo era de un color vino oscuro, casi negro. Había gruesas telas en la sala.
El suelo esta cubierto con alfombras decoradas con damasquinados y había un olor discreto a azafrán con esencia de higo.
En el centro un gran mesa de madera negra rodeada con velas rojas.
Le indicaron que se acostara en ella.
Andy no estaba segura. No conocía a estas personas. Pero había llegado tan lejos para conocer la verdad. Había un deseo en su interior, por encontrarse con las respuestas. Mismo que la llevó desde Londres hasta Praga y de ahí en tren hasta Estambul. Y ahí hasta ese lugar escondido tras las Isla de la Doncella.
Aun con dudas aceptó. Al estar boca arriba otra chica pasó batiendo un incensario con un fuerte aroma. Pudo reconocer la vainilla antes de cerrar los ojos. Luego todo quedo oscuro
Despertó, pero no era en si despertar. Era más bien estar a la mitad de un sueño
Arriba en el techo había un gran espejo donde podía verse acostada!
Esta tendida con sus manos a los lados y las palmas hacia arriba. Había varias personas a su alrededor, pero todas tenían un velo cubriéndoles el rostro.
Habían descubierto su abdomen hasta su vientre. Y ahora trazaban símbolos con un pincel en su piel. Sentía como las suaves cerdas del instrumento recorrían su cuerpo. Intento moverse pero no podía. Andy pensó que si debía ser un sueño.
Podía admirar en el espejo como la belleza de su ombligo se conjugaba con las delicadas lineas de la caligrafía.
-Tienes el ombligo de Venus- le escuchó decir a alguien mientras el pincel exploraba los bordes de el. Por alguna razón ya no estaba nerviosa. Pero debía estarlo, había manos dispuestas a tocarla. Y se sentía vulnerable. Sin embargo, no iba a detenerse.
-Esta listo- dijo la voz. -¿Cual es tu primera pregunta?-
Andy pensó en aquello que deseaba saber más. Las manos entonces leyeron su abdomen como si fuera un tablero.
Y Andy empezó a ver las respuestas en su mente. Ahí estaban, imágenes de personas, lugares. Imágenes de ella misma en otros tiempos, de diferentes edades.
Andy preguntó otra vez, cosas más secretas, y de nuevo, cosas aun más ocultas.
Las respuestas llegaron, sin negarse. Claras y algunas demasiado directas. Andy suspiro, sintió temor pero también alegría y expectativa. Quería conocer más.
-Es suficiente, no es prudente seguir- le dijeron
Pero Andy continuo. No le importaba que pasará, había venido para obtener respuestas.
El cuarto tembló, la mesa comenzó a vibrar. Y ahora el temor fue para los presentes. Más personajes aparecieron. Más futuros, más pasados sin conocerse. Más posibilidades, fantasmas, ángeles, espectros. El lugar era una reunión peligrosa, violenta y a la vez bella.
-¡Detente!- le ordenaron. Pero Andy no hizo caso. Un halo de luz dorada brotó de su ombligo hacia el techo. Las lámparas cayeron y las cortinas se rasgaron.
Andy despertó.
No había nadie, sólo la puerta abierta al pasillo. Se vio en el espejo, pero no quedaba rastro de los dibujos. No era la misma, había ahora una seguridad que no conocía. EL mundo estaba afuera y ahora sabía como explorarlo. Nunca volvería a dudar de si misma.
Y salió como una mujer dispuesta a tomar lo que deseara.
-Casi destruye el lugar- dijeron las personas!
-SI, nunca debimos leer, el ombligo de una diosa-
fin
Jean Paul
PD: Espero que te guste :P
El cuarto tembló, la mesa comenzó a vibrar. Y ahora el temor fue para los presentes. Más personajes aparecieron. Más futuros, más pasados sin conocerse. Más posibilidades, fantasmas, ángeles, espectros. El lugar era una reunión peligrosa, violenta y a la vez bella.
-¡Detente!- le ordenaron. Pero Andy no hizo caso. Un halo de luz dorada brotó de su ombligo hacia el techo. Las lámparas cayeron y las cortinas se rasgaron.
Andy despertó.
No había nadie, sólo la puerta abierta al pasillo. Se vio en el espejo, pero no quedaba rastro de los dibujos. No era la misma, había ahora una seguridad que no conocía. EL mundo estaba afuera y ahora sabía como explorarlo. Nunca volvería a dudar de si misma.
Y salió como una mujer dispuesta a tomar lo que deseara.
-Casi destruye el lugar- dijeron las personas!
-SI, nunca debimos leer, el ombligo de una diosa-
fin
Jean Paul
PD: Espero que te guste :P