Saturday, February 18, 2012

a la Princesa Incógnita

Alguna vez te pasó, que aun sabiendote rodeada de gente, no puedes conciliar el sentimiento de que tus ideas son tu única compañía. Y no es hablar de la soledad en el sentido de un desierto inhabitado

Por que se, que al igual que yo, existen muchas personas a tu alrededor, con las cuales sostienes algún tipo de relación. Es hablar de caminar através de un mundo lleno de manequies de almacén, de un camino lleno de estatuas.

Y caer en la cuenta, de que aquellos, que inclusive te demuestran cariño, no te entienden del todo y aun intentándolo, simplemente, sus frecuencias entonan un canto distinto. Y así, mucho de lo que quieres decir, se queda atrapado tras tus labios y se vuelve una tumba más, en el cementerio de tus pensamientos.

Esta carta es un mensaje en una botella, que esta noche suelto hacia el océano. Esperando, quizás sin esperanza, que tu la leas.

No te conozco aun
Solamente he ilustrado metáforas de ti.
No se en donde estés y sólo imagino, el eco de una voz que nunca he escuchado.
Tu rostro es una variable, una animación abstracta que de repente se pausa y adquiere una forma por un segundo, para luego girar de nuevo.
Sólo tengo la huella emocional, de que debes existir en algún lado.

Al igual que a ti, me acosa la idea, de nuestra consistencia no sea más que eso, para ambos. Idea y nada más. O que caminemos hasta el fin de nuestros días, sin percatarnos de la existencia del otro.

Tengo tanto que contarte
tanto que escribirte, y tantas escenas que deseo compartirte. Imágenes que ya he usado, soltado libres por el mundo, quizás para que un día, te topes con una.
Que posible mente he visto las tuyas, o lo que sea tu legado.

Por que a ti te sucede el ver aquello que no es evidente a los demás, las escenografías de lo increíble, de lo fascinante que son los mundos internos y la imaginación des enfrenada en un sólo momento, tan generosa y fugaz. Sin poder explicarlo, mostrarlo, por más que lo intentamos.
Que quisiéramos proyectar una película directa de nuestra mente, por el mero deseo de externar aquello que visualizamos. Y nos queda, nada más que la frase pequeña, que contiene al océano que hay detrás:

"Si tan sólo pudieras ver, lo que yo veo"

Estoy seguro, de que conservo; Una imagen, una canción, un escrito, una frase o algún indicio de tí. Y que guarde, sólo por la enorme carga de inspiración que contenía. Pero sin saber, que era tuya.

Sin embargo, a pesar de este pequeño intento, de caminar en las tardes sin rumbo, sólo siguiendo la ruta de mis fantasías, con el objeto de encontrarme contigo. En esta ciudad y en todas las que he visitado.

Quiero decirte que existo.

Que no desisto, y que no eres una isla secreta, cuyo mapa se perdió. Que comparto los deseos que atesoras en bóvedas, que no tienes que explicar, que una mirada basta y que tienes el otro pedazo del cristal, ese que partieron el día que los Dioses nos crearon. Y cada quién despertó con su fragmento, tan diferente del resto pero con la certeza, de que existe en algún lado, la otra parte.

Que conozco los demonios que conservas en jaulas, los que si dejas salir, muerden y consumen a los tuyos. Pero que quieres darles una probada de vida, aunque se extinguiera al día siguiente, y con ello en mente, al igual que yo, narras cuentos oscuros, para alimentarles.

Pero que su ansia es tan fuerte, gradual y extenuante. Que más de una vez, se han escapado. Y que por ello has llorado, muchas tardes, en silencio.

Yo te entiendo.
Puedo apaciguar a tus demonios.
Exorcisarlos e invocarles de nuevo, si lo consideras necesario.
Pero sobretodo, mantenerlos del lado, donde no puedan hacerte daño.

Comprendo tu vacío
También soy un explorador de ello.
Explorador involuntario, que desea llenarle.
Y a su vez, el mío.

Y si con estas lineas al menos, dibujo una sonrisa débil en tu boca, una brizna, una chispa pequeña de braza, en la madera mojada. Me sentiré un paso más cerca. Por que también entiendo que debes tener miedo, que durante todo el tiempo, intentamos encajar para sobrevivir, por que de siglos de luchar en contra de la marea, nuestros brazos se cansan.
Pero, que ante todo, a medida que nuestra cercanía se haga más grande también así lo son nuestras energías. Y las murallas caerán.

Si entiendes todo esto, entonces ya me encontraste.
Y así, haremos que el mundo, al menos el nuestro. Sea completa mente, nuestro...


Siceramente.

JP.